El futuro del caimán llanero

Mar
2014

04

Como bien saben los amigos de la Fundación Palmarito, el caimán llanero está prácticamente extinto en Colombia, sus poblaciones no se recuperan del intenso periodo de cacería comercial que sufrieron a mediados del pasado siglo y sus poblaciones se encuentran hoy divididas y con escasos efectivos. A día de hoy la única manera que vislumbramos para la recuperación de la especie pasa por impulsar su cría en cautividad y reintroducir ejemplares de unos 100 cm en hábitats protegidos de la persecución humana.

 

Conscientes de esta situación, desde que la Fundación Palmarito se hiciera cargo del Parque Wisirare, sus primeras acciones han estado encaminadas en adecuar las instalaciones destinadas a la cría en cautividad de la especie. Se adecuaron las playas de anidación de las hembras con arena traída del río Meta, se arregló el cuarto destinado a incubadora y se acondicionaron los encierros donde viven los caimanes que serán reintroducidos en el medio natural.

 

Pero todas estas acciones no tendrían sentido sino fuera por los huevos que depositan las hembras, lo que para nosotros constituye el futuro del caimán llanero. El número de huevos, la calidad de los mismos y el hecho de que estén o no fecundados, son lo que a la larga definirá en gran medida el futuro de esta especie.

 

Este año 2014 hemos recogido un total de 117 huevos procedentes de tres nidadas. Es un número inferior al de los años precedentes, debido a que apenas tres hembras han puesto huevos, cuando los años anteriores lo hacían hasta cinco. Estamos convencidos de que este descenso se debe a que en junio intercambiamos los machos de encierro. La idea era que este año se formaran nuevas parejas que hasta la fecha no se habían reproducido juntas y de este modo aumentar la variabilidad genética de los descendientes. El objetivo se cumplió a medias, ya que uno de los machos se comportó de manera muy agresiva con las sus nuevas compañeras y en lugar de montarlas las mordía, las perseguía y las expulsaba del agua. El resultado, dos hembras no se reprodujeron, pero otras tres sí lo hicieron.

 

La recogida de los huevos es un proceso sencillo cuando se conoce su rutina, pero que no está exento de riegos. Las hembras defienden sus nidadas de manera agresiva y es necesario amarrarlas con un lazo para inmovilizarlas. Por algún motivo esta pelea enfurece al macho de turno que se aproxima a morder a la hembra amarrada, por lo que hay que ahuyentarlo a base de golpear el agua con una vara de madera larga.

 

tan2

Proceso de inmovilización de una hembra al cuidado de sus huevos.

 

 Una vez normalizada la situación con los adultos, se procede a buscar las nidadas con la ayuda de una vara de metal que se introduce suavemente en la arena. Al localizarlos, se retira la arena que los cubre, unos 20 cm, y se van extrayendo uno a uno para depositarlos en un cava de icopor. Antes de eso se hace una marca con lápiz en la cáscara que indica la posición original del huevo, la cual se respeta durante todo el proceso de incubación.

 

huevos

En plena recogida y marcaje de los huevos

 

La totalidad de la nidada se cubre con arena y la cava se traslada hasta la incubadora, donde medimos y pesamos una muestra de 10 huevos de cada nidada. Hemos dispuesto un sistema de incubación que trata de imitar las condiciones naturales del nido. De este modo los huevos se entierran en arena del río Meta, en un hueco de dimensiones similares al natural y junto a ellos se entierra un sensor de temperatura que a su vez está conectado a un regulador. El regulador se programa a 31ºC y cuando el sensor detecta que la temperatura ha descendido de ese valor, se prenden los bombillos infrarojos que cuelgan de cada uno de los nidos y cuando se superan los 31ºC los bombillos se apagan. De este modo nos aseguramos que la temperatura esté siempre en el rango de los 28ºC y los 33ºC, que son las temperaturas viables para el desarrollo de los embriones.

 

Medición de huevos y vista general de la incubadora

Medición de huevos y vista general de la incubadora

 

Y ahora solo queda esperar un promedio de 85 días para que eclosionen los primeros caimanes. En este mismo espacio les estaremos contando los resultados!!

 

Este es el resultado esperado!!

Este es el resultado esperado!!