Las tortugas charapa y terecay constituyen dos de los elementos faunísticos más representativos de la región de los Llanos Orientales. Ambas están amenazadas de extinción por el consumo insostenible de su carne y principalmente el comercio de sus huevos que realizan los habitantes ribereños.
Para revertir esta situación, la Fundación Palmarito ejecuta el proyecto Atsapani en asocio con la Fundación Omacha y Corporinoquia. Entre 2012 y 2018, durante los meses de febrero, se realizaron recorridos por el río Meta para rescatar los huevos que las hembras ponen en las playas y trasladarlos hasta una playa artificial construida en el Parque Wisirare. La recogida de huevos se hace a través de acuerdos de conservación con la comunidad local ubicada en las inmediaciones del caño La Balsa (Vichada), quienes vigilan las playas en la época de postura, borran las huellas de las tortugas y cuidan los nidos hasta que llegamos a recogerlos y los llevamos a incubar a Wisirare, donde se crían por unos 15 meses y se reintroducen en el río Meta en compañía de las comunidades locales.
Como resultado, 5753 tortuguillos ya han sido reintroducidos en la cuenca del río Meta entre marzo de 2013 y febrero de 2018. Durante las liberaciones de tortuguillos se cuenta con la participación de estudiantes de las poblaciones de Orocué, Miramar de Guanapalo, La Primavera, Sta. Rosalía, La Hermosa y Agua Verde, quienes son concientizados sobre el peligro que representa para esta especie su consumo excesivo.
La temporada de recogida de huevos de 2015 superó nuestras espectativas, además de los 2345 huevos rescatados, quedaron varias decenas de nidos en las playas que no pudieron ser recogidos ya que desbordan nuestra capacidad operativa. Sin embargo, las habitantes locales continuaron cuidando los nidos y estuvieron pendiente del nacimiento de los tortuguillos, que en total ascendieron a 8.000 y que por propia iniciativa cuidaron y soltaron al río.
Actualmente se están levantando otros 3000 ejemplares, 1.790 nacidos en 2017 y el resto nacidos en 2018. Los primeros serán devueltos al río Meta en unos meses. Con un tamaño de más de 10 cm de longitud total sus posibilidades de sobrevivir a los depredadores del río aumentan y al mismo tiempo se incrementa la conciencia ambiental de los pobladores locales sobre este problema, ya que ellos participan de forma activa en las liberaciones.
Además se dictaron charlas a los alumnos de los colegios La Imnaculada y Luis Carlos Galán, de Orocué, donde se les explicó la Biología básica de estas especies y las medidas que ellos mismos pueden tomar para ayudarnos en su conservación.