Reserva Natural Palmarito Casanare

Reseña del proyecto

La Reserva Natural Palmarito Casanare es la razón de ser de nuestra fundación y es el germen de la mayor parte de nuestros proyectos. En ella se desarrollaron las primeras actividades de conservación e investigación que realizó la fundación. Su importancia estratégica en la región es indiscutible, ya que ha servido de ejemplo para el registro de otras reservas, es un área reconocida por las comunidades locales como ejemplo de conservación y desarrollo pecuario y así lo reconocen las decenas de investigadores, fotógrafos y periodistas que pueden dar fe de ello.

Ficha técnica

En el departamento de Casanare, a orillas del hermoso río Cravo Sur se ubica el Hato Palmarito. Está situado en la ecoregión conocida como los Llanos Inundables, que constituye un auténtico humedal que se extiende por las tierras bajas de los departamentos de Casanare y Arauca en Colombia y el estado Apure en Venezuela. El paisaje predominante es casi plano, surcado por infinidad de ríos y caños y salpicado de parches de bosques que alteran la monotonía de sus extensas sabanas naturales.

Cuando llega la temporada de lluvias en abril, tanto en Palmarito como en toda la región, comienza un periodo de anegamiento de sus sabanas y bosques. El agua procede de la lluvia, pero también del desborde de ríos y caños hacia las planicies por las que discurren. Este ciclo de inundación anual alcanza su pico en junio o julio y se extiende hasta finales de noviembre, cuando se inicia la estación seca o verano, como se la conoce localmente. Desde que el actual propietario adquiriera este predio hace más de 10 años se prohibió la caza, la pesca y la tala, lo que se tradujo en un incremento espectacular de la extensión de sus bosques de galería y de su fauna asociada. En las 2.266 hectáreas que encierra Palmarito es posible reconocer hasta cinco ecosistemas diferentes: sabanas altas que no se inundan (bancos), sabanas inundables (bajos y esteros), bosques de rebalse asociados al río Cravo Sur y bosques de galería que flaquean los caños Caimán, Medianero y Güirripa.

Este mosaico de bosques y sabanas encierra una elevada biodiversidad. Los estudios preliminares realizados en asocio con algunas de las instituciones más importantes de conservación de Colombia, como WWF Colombia, Fundación Omacha o Fundación Panthera, han develado la presencia de 186 especies de plantas, 230 de aves, 50 de peces, 17 de mamíferos, 13 de anfibios y otras tantas de reptiles. De todas ellas cabe destacar las saludables poblaciones de chigüires (Hydrochoerus hydrochaeris) , venados (Odocoileus virginianus), babillas (Caiman crocodilus), galápagos (Podocnemis vogli), pumas (Puma concolor) y nutrias (Pteronura brasiliensis), los dos últimas en peligro de extinción.

Además, en Palmarito se está desarrollando parte de un estudio sobre la Biología de la babilla (C. crocodilus), especie de amplia distribución en el continente americano pero con vacíos de información importantes.
En Palmarito, además, se citan la conservación y el desarrollo. La ganadería vacuna convive con la abundante fauna descrita y por lo tanto constituye un ejemplo inmejorable de cómo las actividades productivas pueden mezclarse en armonía con la preservación del medio natural.

En reconocimiento a esta labor, Palmarito fue registrado ante Parques Nacionales en 2007 como Reserva Natural de la Sociedad Civil y un año después se crea la Fundación Palmarito Casanare, cuya misión principal es velar por los intereses y la integridad de la reserva homónima.

Desde esa fecha Palmarito se ha constituido como un referente ambiental en la región y varios propietarios vecinos has seguido su ejemplo y han realizado, o están realizando, las gestiones necesarias para que sus predios sean declarados como reservas.

Sin embargo el camino no es fácil, Palmarito, a través de su fundación, ha tenido que intervenir en varias oportunidades para defender el entorno natural de las agresiones que realizan algunas de las empresas petroleras y agroindustrias que operan en la zona. Su inmaculada trayectoria y autoridad moral le han permitido convencer a estos nuevos actores de la región de la necesidad de realizar sus actividades con el menor impacto posible sobre el entorno natural.

El futuro de la reserva está orientado a desarrollar actividades de investigación, conservación y uso sostenible que sean compatibles con la estructura y dinámica de sus ecosistemas.